Wednesday, July 05, 2006

Anotaciones de un Incapacitado
Reflexiones de la esencia humana
Hace un momento pasé por un extraño estado, resultado de un Haste, un Distract y un Mute.
Sin pensar (lo suficiente ._.), apurado con el haste, y enmudecido experimenté una extraña suerte de salvajismo. No pude entenderme con el resto, el resto no me entendió, y tampoco comprendí que pasaba. De hecho, no recuerdo nada. O sea, lo que recuerdo, son flashazos muy caóticos de lo que pasó. Un estilo de collage, de mosaico, de cosas que quizás son muy comunes, pero que ví de otra manera.
Esto es lo que quería rescatar. Vi la vida con ojos de niño, de animal, con ojos vírgenes que no comprenden lo que pasa, pero que aún así se esmeran por mirar y mantenerse expectantes de lo que sucede. Quizás lo hubiese pasado mejor si no intentara observar. Creo comprender a mi abuelo, que en la reseña me escribió "Vive, no veas", claramente él ya sabía esto.
Pero, ¿Por qué será así esto? ¿Cuál será la razón de que los humanos, a diferencia de muchas especies, vean y no vivan? ¿Analicen, y no sientan?
Hace mucho leí que los animales comen tierra cuando están desnutridos. Los humanos, cuando son niños, y no toman leche, lamen las paredes con cal, o comen tierra... Es un instinto de supervivencia, o más que de supervivencia, de vida en sí.
Increíble es entender todo esto al no poder entenderme con los demás, pero si lo pienso más, no tiene nada de increíble. Sólo pude vivir lo que cualquier animal vive, lo que cualquier criatura siente.
Si bien hace mucho tiempo clamaba por un contacto divino, lo hice porque no me sentía comprendido. Pensé que esas presencias omnisapientes podían comprenderme. Nunca se me había ocurrido que ellas también buscan la comprensión de nosotros, que más que ellas nos comprendan, nosotros nos vemos reflejados de una manera muy extraña, como un espejo negro... es algo inexplicable, pero, a lo que voy, es que, si no nos sentimos comprendidos, buscaremos apoyo en algo que nos escuche. Aunque sea un muro, el cielo, o un libro. O alguien mudo, que no haga preguntas, que sólo se pare frente a nosotros, y nosotros podamos hablarle y soltar lo que tenemos dentro hace mucho tiempo, sin un éxito previo de que alguien se interesara de ello, puesto que al fin de las cosas, todo recae en la búsqueda de uno mismo.